Consumo de café y ECV
Un estudio prospectivo (n=18 609) demostró que el consumo excesivo de café (≥2 tazas/día) en pacientes con ECV con hipertensión de grado 2 y 3 se asociaba a una tasa de mortalidad 2 veces mayor que en los no consumidores de café. Sin embargo, no se observaron cambios significativos en los pacientes con ECV con presión arterial (PA) alta-normal e hipertensión de grado 1. Además, el consumo de 1 taza de café al día no mostró un aumento de la mortalidad por ECV, independientemente de la gravedad de la hipertensión. Teramoto et al. (2022).
Por el contrario, otro estudio transversal (n=462) mostró que los pacientes con hipertensión que consumían hasta 2,5 tazas de café al día tenían incluso un efecto beneficioso para su salud. Por ejemplo, el estudio mostró mejoras positivas en la función endotelial y vascular. Yamaji et al. (2022).
Otro estudio (n=1567) también observó que la incidencia de mortalidad en pacientes con ECV que consumían al menos 1 taza de café al día era ligeramente inferior a la de los no bebedores de café. Sin embargo, los datos no mostraron una diferencia significativa. Torres-Collado et al. (2021).
Estos datos contradictorios indican que la cantidad de consumo seguro de café depende en gran medida de cada caso individual. En el efecto de la cafeína sobre la salud pueden influir factores como la gravedad del estado de salud, la tolerancia a la cafeína, la edad, la actividad física y muchos otros. Por ello, es muy importante consultar con el profesional de salud y tratar cada caso de forma individual.
Consumo de té verde/negro y ECV
Los resultados del estudio prospectivo realizado por Teramoto et al. (2022) (n=18 609) revelaron que el consumo de té verde no aumentaba el riesgo de mortalidad por ECV en ninguna categoría de presión arterial.
Otro estudio clínico comparativo (n=21) demostró que los pacientes con ECV que consumían 3 tazas de té verde al día presentaban una reducción de los niveles séricos de triglicéridos, lípidos totales y colesterol LDL. Khalid et al. (2021)
Otro estudio prospectivo de Teramoto et al. (2021) (n=46 213) descubrió que el consumo de té verde puede ser incluso beneficioso para los supervivientes de ictus o infarto de miocardio (IM). El consumo de 1 a 2 tazas de té verde al día mostró una menor incidencia de mortalidad por todas las causas en pacientes con antecedentes de ictus o IM que en los no bebedores. Además, debido a la gran abundancia de polifenoles en el té verde, puede contribuir a la recuperación tras un ictus.
Otro estudio prospectivo de cohortes realizado en el Reino Unido (n= 498 043) descubrió que beber 2 o más tazas de té negro al día se asociaba a un riesgo ligeramente inferior de mortalidad por todas las ECV, cardiopatía isquémica e ictus. Inoue-Choi et al. (2022).
Los resultados muestran que el té verde y el té negro pueden ser una adición segura a la dieta de los pacientes con ECV e incluso tener efectos positivos sobre la salud. Sin embargo, la cantidad consumida debe ser con moderación, ya que ambas bebidas contienen cafeína, y consumidas en grandes cantidades podrían afectar negativamente a la salud. Siempre es mejor consultar a tu profesional de la salud para analizar tu situación individual.